Observar los aviones desplazándose en un mapa por internet, se puede comparar con ver partículas diminutas dentro de una gran caja. Aunque pueda parecer que numerosos aviones comparten el espacio aéreo, la realidad es que operan con elevados estándares de seguridad.
Es fundamental comprender que los aviones no vuelan a placer; en su lugar, suelen ser rastreados continuamente. Aunque no existan boyas luminosas como las vistas en Náufrago, hay puntos virtuales en el mapa que cumplen una función similar.
Cualquier ruta aérea utiliza estos rastreos aéreos. Las aeronaves no siguen trayectorias rectas; se desplazan de un lugar a otro. En distancias más extensas, estas rutas poligonales se aproximan a una línea directa, siendo esta una decisión lógica debido al menor consumo de combustible a distancias más cortas.
Muchos creen erróneamente que los aviones siguen una trayectoria curva por alguna razón. Aunque en algunos sitios la ruta se representa como una curva, al igual que en las pantallas a bordo. Sin embargo, la Tierra es una esfera, y los mapas y monitores la representan plana. Cuanto más cerca de la ruta se encuentre un polo, más distorsionada se percibirá.
Por ejemplo, una ruta de Moscú a Los Ángeles parece una parábola en un mapa, pero si trazas una cuerda entre estas ciudades en un globo terráqueo, verás que la ruta del avión se asemeja a esa línea, que es la distancia más corta.
En el caso de los vuelos transoceánicos, especialmente para aviones con cuatro motores como el Boeing 747 o el Airbus A380, la ruta sigue el camino más corto. Sin embargo, este enfoque no es aplicable a aviones bimotores debido a las regulaciones de la Operación de Largo Alcance en Bimotores (ETOPS). Por razones de seguridad, a estos aviones no se les permite alejarse demasiado de la tierra firme en vuelos transoceánicos.
La certificación ETOPS-180 (permite volar hasta 180 minutos desde el aeródromo más cercano) y ETOPS-240 son comunes en aviones modernos, permitiendo vuelos de larga distancia. La eficiencia del consumo de combustible es la razón principal para preferir motores bimotores sobre cuatrimotores.
El tráfico aéreo es gestionado por despachadores que supervisan vuelos en la misma ruta para garantizar una distancia de al menos 5 kilómetros entre aeronaves. Los aviones vuelan a diferentes altitudes, denominadas “niveles de vuelo” (Flight Levels), enumerados según la altura en pies. Los niveles pares se utilizan para vuelos hacia el oeste, mientras que los impares son para vuelos hacia el este.
Los vientos predominantes, que van desde el oeste hacia el este en el hemisferio norte, afectan la velocidad de los vuelos. En ocasiones, los vientos pueden alargar o acortar el tiempo de vuelo. Además, en situaciones de aterrizajes, la aeronave puede esperar en círculos hasta recibir la autorización adecuada.
Afortunadamente, las aeronaves modernas suelen contar con certificaciones ETOPS más frecuentes. Entonces, ¿por qué complicarse con aviones de cuatro motores? La clave radica en el ahorro de combustible, ya que los cuatro motores consumen más combustible que los de dos, considerando que no existe una eficiencia del 100%.
Los niveles de vuelo pares (300, 320, etc.) se utilizan para vuelos que se dirigen al oeste, mientras que los impares (310, 330) se asignan a vuelos hacia el este. Esto implica que hay más de 300 metros de espacio vertical entre las aeronaves que vuelan en la misma ruta pero en direcciones opuestas. Algunos países adoptan un esquema de cuadrante más avanzado, dividiendo los niveles de vuelo en 4 en lugar de 2, aunque el principio es esencialmente el mismo.
En cuanto a las direcciones, vale la pena destacar que el vuelo desde Vladivostok a Moscú puede ser más rápido en la ida que en la vuelta. Algunos sostienen que esto se debe a la utilización de rutas de viaje diferentes. Otros argumentan que es porque la Tierra gira en la misma dirección que el avión al volar hacia Vladivostok y en dirección opuesta al viajar hacia Moscú. Sin embargo, la realidad es más simple: en el hemisferio norte, prevalecen vientos que soplan desde el oeste hacia el este. En consecuencia, en el primer caso, los aviones vuelan con el viento a favor, mientras que, en el segundo caso, vuelan contra el viento.
En algunos escenarios, la fuerza del viento es tan intensa que un vuelo de 4 horas (por ejemplo, de Novosibirsk a Moscú) podría extenderse hasta 5 horas. En otras ocasiones, el piloto podría haber perdido el turno para aterrizar, lo que implicaría permanecer más tiempo en el aire hasta recibir una nueva asignación. Para estos casos, existen zonas de espera específicas ubicadas cerca de la pista. La aeronave aguarda volando en círculos hasta obtener la autorización para el descenso.
Sin dudas, la mecánica de los vuelos y coordinación es fascinante.
Ahora podemos entender un poco más sobre estos gigantes y que nos acercaron al sueño de poder volar.
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