BIENVENIDA PRIMAVERA

Bueno, las personas fans del frío se están empezando a decepcionar. Se vienen las temporadas de saquito y ropa liviana, las alergias y las flores.

La primavera es una de las cuatro estaciones del año: es un período en el que la temperatura comienza a aumentar gradualmente, los días se alargan y la naturaleza se despierta después del invierno. Uno de los eventos astronómicos más destacados de la primavera es el equinoccio de primavera.

Primavera en el bello Jardín Japones de Palermo

En el hemisferio norte, la primavera comienza alrededor del 21 de marzo, mientras que en el hemisferio sur, comienza alrededor del 21 de septiembre. Estas fechas marcan el equinoccio de primavera, que es cuando el día y la noche tienen aproximadamente la misma duración.

Durante la primavera, las temperaturas comienzan a subir después del frío del invierno. Los árboles y las plantas florecen, creando un paisaje colorido y lleno de vida. Los días se vuelven más largos a medida que el sol se encuentra más tiempo sobre el horizonte. Es una época en la que los animales migratorios regresan y las aves comienzan a anidar.

La primavera es conocida por su sensación de renovación y rejuvenecimiento. La naturaleza se despierta después del letargo invernal, y muchas especies de plantas y animales aprovechan esta época para reproducirse y crecer.

¿Y qué es el equinoccio?

El equinoccio de primavera marca el inicio de la primavera y ocurre cuando el sol cruza el ecuador celeste.

Ecuador celeste

Los equinoccios son momentos importantes en el calendario astronómico, ya que marcan la transición entre las estaciones.

A lo largo de la historia, el equinoccio de primavera ha sido un momento de celebración en muchas culturas. Se asocia con festivales de primavera, como el Nowruz en el mundo persa y el Ostara en algunas tradiciones paganas.

En este momento, en el hemisferio Sur estamos entrando en la Primavera mientras que en el hemisferio norte sucede lo contrario: la llegada del Otoño.

El equinoccio de otoño, que ocurre alrededor del 22 o 23 de septiembre en el hemisferio norte, marca el inicio del otoño en esa región.

Otoño en las montañas Adirondacks, New York

Uno de los signos más notables del otoño es la disminución gradual de las temperaturas después de los meses de verano. Los días comienzan a ser más frescos, y las noches tienden a ser más frías. Esto marca una transición desde el calor del verano hacia un clima más templado.

El otoño es famoso por el cambio de color de las hojas de los árboles. En muchas regiones, las hojas de los árboles caducifolios (que pierden sus hojas) pasan de verdes a una variedad de colores cálidos como amarillos, naranjas y rojos.

El otoño es la temporada de cosecha en muchas partes del mundo. Los agricultores recolectan una variedad de frutos como manzanas, peras, uvas, calabazas y nueces.

A medida que el otoño avanza, los días comienzan a acortarse, y las noches se vuelven más largas. Esto se debe a que el ángulo del eje de la Tierra en relación al Sol cambia, lo que resulta en una menor duración de la luz solar diaria.

La migración de aves y el comportamiento de algunos animales cambian durante el otoño. Algunas aves migratorias vuelan hacia climas más cálidos, y ciertos animales comienzan a prepararse para el invierno buscando alimentos y almacenándolos.

El otoño es conocido por ofrecer atardeceres espectaculares con colores vibrantes en el cielo. La luz dorada del sol y el contraste con los colores cambiantes de las hojas de los árboles crean vistas impresionantes.

En la Capital no tenemos nada que envidiar a los espectaculares paisajes de ensueño que podamos ver en cualquier fotografía turistera.

Porque están ellos, los árboles de Jacarandá.

Ellos marcan el inicio de la primavera con un espectacular despliegue azul-violáceo y adornas las avenidas y calles porteñas.

Estos árboles fueron incorporados por Carlos Thays, paisajista y arquitecto argentino.

Árboles de jacarandá

En la actualidad hay al menos once mil ejemplares en la ciudad.

Las flores de este árbol, crecen en racimos y lo cubren en una exhibición espectacular durante la temporada de floración, que suele ocurrir en primavera o principios de verano, dependiendo de la región.

Los jacarandás pueden crecer hasta alcanzar alturas considerables, que a menudo superan los 10 metros. Su tamaño y forma hacen que sean árboles ornamentales muy apreciados en paisajes urbanos y jardines.

La madera del jacarandá es conocida por ser dura y duradera, y a menudo se utiliza en carpintería y muebles.

El género Jacaranda es nativo de regiones subtropicales y tropicales de América Central y América del Sur. Sin embargo, las especies de jacarandá se han cultivado con éxito en muchas otras partes del mundo debido a su atractiva floración y adaptabilidad.

En Buenos Aires, los barrios en los que hay más ejemplares son Palermo, Recoleta y Belgrano, y pueden verse en cantidad a lo largo de las avenidas Del Libertador, Cabildo y Figueroa Alcorta.

Sin dudas la primavera trae espectáculos muy bonitos para nuestros ojos.

Pero vos ¿sos team frío o calor?

Te leemos en comentarios, te dejamos un temita y te deseamos ¡feliz Primavera!